sábado, 22 de octubre de 2011

El mensaje de una enfermedad




Nuestro cuerpo es la manifestación de lo que somos.  El libro: “Un curso de milagros” dice que el cuerpo fue creado por nosotros  como un medio para mantener la ilusión de que estamos separados del todo.  También dice que Dios respeta la decisión de crearnos esta ilusión y que desea que vivamos en perfecta salud.
Todo lo que el hombre crea es perecible y por eso nuestro cuerpo perece. Sin embargo, nosotros que somos creación de Dios somos eternos, porque todo  lo que Dios ha creado es eterno. Utilizamos el cuerpo físico para la experiencia humana y por medio de esta experiencia podemos llegar, finalmente,  a la conclusión de que éste es solo una manifestación de lo que estamos siendo aquí en la tierra, pero que nuestro estado natural es sin cuerpo físico.
Como seres espirituales, y cada vez que enfermamos, la vida nos presenta la oportunidad de corregir algún concepto interno que no corresponde a lo que somos. Cuando enfermamos, siempre existe una razón interna que genera la enfermedad. Cada órgano, cada tejido y cada célula obedecen a las vibraciones que nos dejamos sentir.
Cuando reconocemos que somos nosotros los creadores de nuestra enfermedad, se abre una inmensa puerta para entrar y mirar qué es lo que estamos haciendo, pensando y sintiendo. Cada malestar se convierte en una oportunidad de crecer y agradecer, porque nos da una información clara y certera. Ésta nos permite llegar directamente al problema.
Cuando descubrimos lo que sucede, ganamos mucho. Lo primero que ganamos, es que la enfermedad desaparece recibiendo el alivio que eso significa y lo segundo y muy importante, es que nos acercamos un paso más a la verdad de lo que somos y esa es la mayor finalidad. La enfermedad no llega como castigo para que cambiemos, llega como consecuencia de practicar nuestros aprendizajes erróneos adquiridos en el  pasado. La manifestación de la enfermedad se convierte en el motivo de nuestra intención de mejorar. Si no sufriéramos ese desequilibrio, seria aun más difícil ver y encaminarnos hacia la verdad de lo que somos.
Un ejemplo es cuando la persona tiene problemas a la garganta. Louise Hay dice en su libro “Sana tu cuerpo” que los problemas de dolor a la garganta se generan por represión del enfado y sentirse incapaz de expresarse. Dice que el nuevo pensamiento corresponde a la aceptación de dejar ir todas las limitaciones y sentir la libertad de ser tal como uno es.
La persona que sufre de molestias a la garganta está ahogada de enfado y ha querido reprimirlo porque ha aprendido que no “era bueno estar enojado”. Es verdad que una persona mas equilibrada puede no enojarse, pero es verdad que si el enfado está, éste debe ser atendido y no ocultado. Ocultar nuestro enojo para que no se note que estamos molestos no es el camino mas adecuado y lo llegamos a descubrir cuando enfermamos. Entonces resulta mucho mejor expresarlo y entrar al nuevo terreno de descubrir qué es lo que nos enoja.  Entonces descubrimos que enojarse no es malo como nos dijeron, enojarse significa que estamos haciendo una interpretación errónea de algunos sucesos o de las acciones de algunas personas.
Cuando reprimimos el enojo nos perdemos la inmensa oportunidad de descubrir las erróneas interpretaciones de lo que estamos viviendo.  No nos queda bien reprimir absolutamente nada de nada. Lo más conveniente es darle la cara al enojo, aceptarlo y escuchar su mensaje.
Muchas veces nuestros padres nos dijeron que no era bueno expresarse tal como somos, porque no era bien visto. Entonces comenzamos a filtrar nuestras expresiones tratando de controlar lo que pudiera no ser adecuado a lo que se espera de una persona bien educada. Cuando comenzamos a filtrar estas expresiones ponemos mucha tensión en el 5 chacra que afecta nuestra garganta. Este habito puede ser sostenido toda una vida, pero sin duda nos creará un bloqueo de energías en el sistema biológico de la garganta que terminará por afectarla tarde o temprano. Cuando comprendemos eso, podemos pedir que este modelo aprendido pueda ser cambiado en nuestro interior, reclamando el derecho a ser tal cual como somos.
Cuando aceptamos nuestro ser tal cual como es y nos expresamos libremente, comenzamos a sentir alivio de inmediato. Es posible que nuestro hábito se encuentre profundamente incorporado en nuestra mente, pero eso no es motivo para detenerlo o cambiarlo cuando realmente lo deseemos.
Al expresarnos libremente, nuestra garganta mejorará y además las personas nos valorarán mucho más por ser espontáneos y naturales. Cuando queremos ocultar el enojo que realmente sentimos con indiferencia o con una sonrisa falsa, la otra persona lo advierte aunque creamos que no es así. Las energías y las vibraciones que emitimos no nos engañan. Todos percibimos cuando alguien no está siendo natural y espontaneo, todo el mundo percibe cuando estamos queriendo disimular algo que realmente llevamos dentro porque a nosotros nos parece que a los demás no les va a gustar. Cuando vemos esto en otras personas le llamamos algo así como “poco transparente” o “que esconde algo”.
Cuando nos expresamos natural y libremente, esto es percibido por las personas. Nos hacemos mas creíbles, somos mas estimados y mas valorados y hasta somos admirados por esa capacidad de libertad de ser.
La naturaleza es muy sabia y no podemos contradecirla o tratar de engañarla por más que lo intentemos. Ella va a manifestar de inmediato los efectos de la causa que estamos sembrando sin fallar y en la justa medida, ni más ni menos, perfectamente. La naturaleza  es sabia porque ella sabe que se requiere  tu expresión única e irrepetible. Solo tú puedes aportar lo que ella necesita y no le sirve que te quedes sin expresión.
Tu libre expresión es requerida y si te niegas, lo sabrás.
Patricia González.
Tu Coach para realizar los cambios que deseas:  patricia@yovivo.cl

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martes, 18 de octubre de 2011

Atrapado en la depresión



Cando entramos en estados depresivos dejamos de ver la vida tal como es, para adéntranos a una realidad mental falsa, que por ser falsa causa mucho dolor. Cada vez que nos alejamos de la verdad sufrimos. Nadie quiere encontrarse allí por decisión consciente, pero a veces el camino se nos pierde y penetramos las tinieblas donde no hay luz, donde reina la más absoluta oscuridad, donde nos sentimos solos, llenos de impotencia y sumidos en la más profunda desesperanza.

Los caminos para llegar a la depresión pueden ser muchos, pero la salida es solo una. El camino de regreso a la luz puede ser largo, pero vale la pena intentarlo. La depresión  es un estado que no nos corresponde, genera mucho dolor a nuestro alrededor.  Nada que no sea de la luz  o del amor nos pertenece y solo está en nuestras manos la solución, porque el padre ha  dispuesto los mecanismos necesarios y suficientes como para que cualquiera que lo decida pueda volver a vivir. No depende de Dios, él ya hizo su parte, ahora falta solo la tuya. Él no puede hacerlo por ti y nunca te obligará. Eres libre, libre se soñar lo que quieras soñar y eres honrado en tu libertad.

La depresión es un viaje inconsciente, pero voluntario. Es un viaje hacia las profundidades del ser que se ha habituado al hecho de vivir en oscuridad.  La persona que ha tenido experiencias traumáticas fuertes o experiencias traumáticas reiteradas, en su infancia o en vidas pasadas, ha aprendido esa manera de reaccionar frente a las situaciones que le complican, bajando los brazos en vez de empoderarse y visualizar la salida. Evidentemente, que antes de aprender a bajar los brazos, lo ha intentado todo. Sin duda, ha pasado por los reclamos, por la queja, por ataque y por el escape y nada le dio resultado. Las situaciones fueron más fuertes que su valor interno.

Una persona que aprende a decaer frente a los desafíos de la vida, va haciendo un camino hacia abajo en la escala vibracional, el punto vibracional mas bajo que puede alcanzar una persona. Cada vez se le hace mas cuesta arriba salir de allí, se va quedando atrapada bajo una maraña de pensamientos y sentimientos que cada vez son mas pesados, haciendo que la luz ya casi no se vea. Sus ojos se van cegando a tal nivel, que hasta ve con menos intensidad los colores. La vida se va volviendo  en blanco y negro, tal como los sucesos de su vida. Con el tiempo, cada pequeño desafío se vuelve una montaña que amenaza con caerle encima. Comenzará a evitar interrelacionarse  con las demás personas y comenzará a evitar la experiencia de nuevos sucesos, por el riesgo de encontrar más y más inconvenientes. Lo único que  la persona desea es estar sola para descansar de los miles de riesgos que ve en cada paso que da y se va inmovilizando, se va quedando cada vez mas encerrada.

Ahora viene la pregunta ¿como salir de allí?
La persona que no está habituada a escudriñar su mente y observase a si misma, tendrá que buscar ayuda de otras personas que puedan tomar su mano para sacarla a la luz. La persona que comienza el viaje de revisarse interiormente y que se encuentra en estado de depresión, puede llegar a perderse un poco mas antes de lograr la salida. Esta puede ser una experiencia muy pesada que seria mejor realizarla guiada. Algunas personas contemporáneas, que ahora nos deleitan con su sabiduría, despertaron del diabólico sueño de la depresión de un momento a otro. Sea como sea, el camino de regreso está asegurado por esa fuente de amor que nos creó y no importa cuanto demoremos, todos vamos a llegar tarde o temprano de regreso a la luz.

El viaje de la vida, se trata de descubrir donde está la luz. No hay nada grave en la depresión, solo el terrible dolor que nos causa. En niveles superiores hemos querido experimentar estar lejos del amor, soñar que podemos alejarnos, sentir el  dolor,  separarse de la luz. Pero el regreso espera por nosotros siempre y las puertas esperan abiertas para recibirnos en cualquier momento de nuestra existencia.

Presos de la depresión, no creemos que exista salida y tendremos que comenzar a desarmar cada monstruo que creamos en nuestra mente. Si no decidimos volver de una manera instantánea, dejando definitivamente a mente fuera de contexto, tendremos que caminar todo el camino de regreso, enfrentando a cada uno de los monstruos que construimos mirándolos cara a cara, para decirles: ya no te temo, sé que no existes, ya no me asustas, te dejo en paz y voy en paz.

Para llegar a decir estas palabras habrá que utilizar el consiente para que vuelva  a programar el subconsciente, donde se guarda el mecanismo de respuesta que no nos ha llevado a ninguna parte mas que al sufrimiento y al dolor profundo. Por medio del consiente, podemos volver a reprogramar fácilmente, pero con paciencia, a la mente acostumbrada a tales mecanismos. 

El depresivo que se dispone a volver, tendrá que recordar grandes verdades que ha olvidado casi por completo. Él ya no recuerda que el amor existe, ya no recuerda que Dios desea su bien, ya no recuerda que es invulnerable a cualquier situación o persona que pueda afectarlo, no recuerda que es hijo de un padre amoroso que le dio toda la dicha que le corresponde por ser quien es, ya no recuerda que no corresponde sentir compasión de si mismo, ya no recuerda que tiene todas las facultades de Dios y que es tan grande y luminoso que pude brillar con su propia luz. Se ha olvidado de todo, de todo o de casi todo. No puede haber alguien que haya olvidado más que un depresivo. Ya no recuerda que es co-creador con el padre, que puede usar sus poderes espirituales, ya no recuerda que los tenga siquiera.

Cuando comience a recordar llorará, pero llorará de alegría y reconocerá que estaba perdido, confundido, solo y sediento de amor. Comprenderá que él mismo se había permito crear ese inmenso telón que le borro la verdad, agradecerá volver a la vida y ya no deseará volver a la oscuridad nunca mas. No será un escaparse, será un regreso voluntario, tal cual como fue su viaje de dolor.

Y no tan solo no querrá volver, sino que, no podrá volver. Habrá tomado su varita mágica y habrá hecho desaparecer las ilusiones del infierno que lo tenían atrapado que ya no existirán nunca mas para él. Se quedará con la integración de la oscuridad en su propia luz dentro de su ser y bailará la dicha eterna del padre.

 Con su luz habrá iluminado esa inmensa oscuridad que desaparecerá frente a sus ojos para siempre. Comprenderá que fue un sueño, lo honrará y hasta lo amará.

Patricia González.
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martes, 4 de octubre de 2011

Podemos vivir en perfecta salud



Desde siempre el hombre ha buscado una explicación a las enfermedades, dando lugar a muchas explicaciones que resultaría largo de detallar. Hemos pasado de creer que las enfermedades eran un castigo de los dioses, hasta las conclusiones científicas de la medicina moderna. Sin embargo, la medicina moderna está a punto de tener un nuevo giro a nivel mundial (porque hay quienes lo han sabido siempre), una comprensión de mayor profundidad, basada en la mente humana y no en el poder de los agentes externos como las bacterias.
La humanidad está descubriendo algo más, una increíble influencia de nuestros pensamientos sobre la creación de nuestras enfermedades.
Louisa Hay explica muy bien cada una de las enfermedades refiriéndose al tipo de pensamiento que la crea y añade el pensamiento que corrige esa creación.
Nadie quiere enfermar conscientemente y entonces descubrimos que se trata de una actividad que realizamos en forma inconsciente como respuesta a los estímulos externos de nuestra vida cotidiana, respuestas a veces cargadas de miedo, angustia, culpa, inseguridad, etc.
Cada vez que damos espacio a alguno de estos sentimientos, debilitamos nuestro sistema inmunológico, afectando el normal funcionamiento de nuestras células, tejidos y órganos y dejando nuestro organismo expuesto a una deficiente respuesta a los agentes externos como virus, bacterias y otros. La enfermedad se manifiesta cuando estos sentimientos son mantenidos en un tiempo suficiente para que el organismo se desequilibre, el resfrío no se manifiesta porque nos encontramos repentinamente con un virus, los virus están las 24 horas del día en todas partes, nos refriamos cuando bajamos nuestros niveles de defensa debido a una baja de nuestra vibración. Si nuestra mente se encuentra en paz, alegría y gozo (alta vibración), la naturaleza mantiene el equilibrio de todo el organismo. Solo se altera cuando nosotros lo alteramos.
Puedes advertir que hay días que te sientes mas hermoso/a cuando te miras al espejo. Hay algunos días en que tu rostro está mas reluciente y otros en que no lo es tanto. Hay días que puedes notar cambios físicos claros en la expresión de tus ojos, en tu piel, en tu pelo y si te has mirado con más detención podrás advertir cambios hasta en la forma de tu nariz.
Cada uno de esos cambios es generado por nuestro estado vibracional, nuestros pensamientos, emociones y creencias. Notaras la directa relación que se refleja en tu rostro cuando te sientes bien a cuando no te sientes tan bien.
De la misma manera como nuestras enfermedades son creadas, las podemos eliminar. Si hacemos la corrección de pensamiento la enfermedad es eliminada porque no es natural. Lo natural es la perfecta salud.
La medicina va camino a comprender que no es necesario matar los virus y las bacterias, que es una tarea titánica y casi imposible. La medicina va camino a comprender que se debe trabajar con la mente de la persona, restablecer su equilibrio emocional, sentimental y espiritual.

Patricia.

Tu Coach, para lograr los cambios que desees.

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