No puedo negar que cuando leí la
frase “aprende a sanar” por primera vez me pareció muy extraña, me daba la
impresión de que no era tan sencillo decirle a alguien que aprendiera a sanarse
a si mismo. Pero al pasar el tiempo me he dado cuenta de que estas palabras
dicen una gran verdad a la cual nos estamos acercando cada día más.
Por mucho tiempo hemos pensado que
sanar es algo que alguien tiene que hacer por nosotros. De alguna manera, al
enfermar, comenzamos a buscar quien nos pueda ayudar a conseguir recuperar la
salud. Muy pocas veces reconocemos abiertamente que nosotros tenemos la
capacidad absoluta para hacerlo.