sábado, 3 de diciembre de 2011

La obesidad, algo más que el cuerpo físico



Todo desequilibrio es creado por nuestra mente, ya que hemos sido creados en perfecta salud y en medio de una abundancia que hemos olvidado casi por completo. Nuestro estado natural solo corresponde a un equilibrio perfecto, el que nosotros alteramos utilizando en forma inconsciente y errónea las ideas que alojamos en nuestra mente. Todos hemos aceptado ideas y creencias que provocan desequilibrio y son conceptos que no corresponden a lo que realmente somos. Cada vez que negamos una verdad sobre nosotros mismos y aceptamos conceptos equivocados, enfermamos.

En general, podemos decir que cualquier enfermedad es un estado que se está manifestando en la persona en un momento cualquiera. Ese estado puede cambiar tantas veces como la persona pueda cambiar la fluidez de su energía vital. Esos cambios serán manifestados en la salud física, advirtiendo con claridad cuando estamos alineados realmente a lo que somos. La enfermedad nos aporta esa valiosa información, la que nos puede llevar a la necesidad de hacer un cambio interior para ajustarnos más a nuestra naturaleza y volver al equilibrio perfecto.

En el diccionario de la lengua española segunda edición, se define la palabra obeso como: “dicho de una persona excesivamente gorda”.

La ciencia y la tecnología han reaccionado en forma masiva a este concepto y han orientado la mayoría de sus líneas de investigación a atacar el exceso de gordura. Cualquier persona que utiliza sus ojos físicos para observar a un obeso, siente de inmediato que el problema puede ser resuelto retirando el exceso de gordura de una manera mecánica o física. Desde este concepto, en la sociedad nacen fuertes y potentes líneas de acción para trabajar en esta problemática. Las principales son: la alimentación, el ejercicio físico, los medicamentos, las cirugías y tantas otras relacionadas.

Son muchas las personas que pueden atestiguar que estos medios de reacción en su gran mayoría no resuelven el problema. Aun así, se ha instalado una potente industria relacionada con estas técnicas que no solo ofrecen una infinita variedad de productos y servicios relacionados, sino que además se han creado colosales programas de salud pública que no han podido resolver la situación.

Cuando no se considera la totalidad de los factores que crean la obesidad, se está reaccionando sobre sus efectos, no se está actuando sobre la verdad y los resultados serán menos efectivos que al considerarlos. El equilibrio espiritual, mental, emocional y físico se encuentra directamente relacionado a lo que estamos creyendo ser. Si estamos creyendo ser menos de lo que realmente somos, provocaremos desequilibrio. Cada concepto errado que albergamos de nosotros mismos, crea un desequilibrio particular y especifico en el cuerpo físico.

El libro de Louise Hay, Sana tu cuerpo, es muy claro en enunciar las razones de las enfermedades, explicando las razones mentales de la creación de una larga lista de ellas, entre las cuales dice de la obesidad y sobrepeso:

Obesidad: Sensibilidad exagerada. Suele representar el temor e indica necesidad de protección. Tal vez el temor oculta rabia y resistencia a perdonar.
Nueva pauta mental: El Amor Divino me protege. Siempre estoy a salvo. Estoy dispuesto a crecer y a responsabilizarme de mi vida. Perdono a todos y ahora creo mi propia vida de la manera que la deseo.
·         En los brazos: Rabia por falta de amor
Nueva pauta mental: Confiado, puedo crear todo el amor que deseo.
·         En las caderas: Bultos de terca cólera contra los padres.
Nueva pauta mental: Estoy dispuesto a perdonar el pasado. Confiado, puedo elevarme por encima de las limitaciones de mis padres.
·         En los muslos: Cólera comprimida desde la infancia. Suele ser rabia contra el padre.
Nueva pauta mental: Veo a mi padre como a un niño carente de amor y lo perdono fácilmente. Ambos estamos libres.
·         En el vientre: Rabia por falta de sustento.
Nueva pauta mental: Me nutro con alimento espiritual. Me siento satisfecho y libre.
Sobrepeso: Miedo, necesidad de protección. Huida de los sentimientos. Inseguridad. Rechazo de uno mismo. Búsqueda de satisfacción.
Nueva pauta mental: Estoy en paz con mis sentimientos. Estoy a salvo donde estoy. Yo creo mi propia seguridad. Me amo y me apruebo.

Cualquiera de nosotros puede advertir que al existir estos patrones de pensamientos en nuestro interior, las técnicas externas de dietas, ejercicios, medicamentos y cirugías por sí solos, no pueden resolver el problema en forma definitiva. Comprenderemos que cualquier medio físico puede ser suficiente para lograr mejoría si se trata de casos livianos energéticamente. Sin embargo, por lo general, una persona que busca ayuda desesperada para su problema de obesidad la ha manifestado desde una mayor profundidad y por esa razón, el problema persiste pese a todos los esfuerzos físicos que no han ido dirigidos a solucionar o cambiar sus patrones de pensamientos profundamente guardados y mantenidos por mucho tiempo.

Si analizamos cada patrón de pensamiento que provoca nuestro aumento de peso, veremos que tenemos una tarea interna que realizar. Se trata de volcar la mirada hacia adentro de sí mismos, para poder observar y para disponerse a sanar.

Patricia González
Tu coach para realizar los cambios que deseas

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